Una guía de conceptos

El yo faro

Q’uo: Llega un momento en que un ser ha disciplinado su personalidad hasta el punto en que ve su propio sufrimiento. Ve el dolor y la confusión y, al mismo tiempo, descansa en la paz y en la fe, en ese conocimiento que llega al corazón abierto sin necesidad de prueba: que, más allá de todas las apariencias, lo único en lo que hay que enfocarse es en el amor.

Esto es de suma importancia cuando el ser se enfrenta a sí mismo, pues solo cuando ha aprendido a amar y a perdonarse puede abrirse de corazón para abrazar a otro en la intimidad del espíritu, de la mente y del cuerpo. Hasta que el yo es visto como la criatura que es, con oscuridad y luz mezcladas, el yo puede pasar de la autoabsorción a irradiar, como lo hace el faro, como lo hace el fuego sobre la colina.

Tu yo faro, ese yo que viniste a compartir con la Tierra, espera ese momento en que te apartas de toda la confusión y simplemente abrazas el instante, mirando ese instante con la comprensión de que todo está bien y que todo estará bien, ya sea en la vida o en la muerte, en tiempos buenos o en tiempos difíciles. Siempre y en todo momento eres amado. Eres sostenido con un cuidado infinito en los tiernos brazos del Creador cuya naturaleza es un amor sin límites.