Confederación

Disciplina

Hatonn, 14 de agosto de 1983

Quisiéramos hablar con ustedes esta noche acerca de aquello que pueden llamar disciplina. Son muchas, muchísimas, las fuentes y los mensajes que pueden leer o escuchar de naturaleza inspiradora que les expresan la perfección y la unidad del momento presente. Y son muchos los momentos dichosos que pueden obtener al acoger pensamientos tan bellos y consoladores. Sugerimos que hagan una práctica de aprovechar este idealismo, esta belleza, esta visión de perfección y unidad de manera diaria, no solo a través de la meditación, sino también, en la medida en que lo encuentren útil, mediante obras inspiradoras.

Sin embargo, si buscan verdaderamente, descubrirán que la inspiración lleva consigo un mandato de acción, y es esa acción la que requiere una disciplina del ser interior. Tales disciplinas no son muy comprendidas en su cultura. La disciplina de la mente, del carácter, de la personalidad apenas es reconocida, a menos que produzca frutos sustanciales y evidentes en la vida social y, por lo tanto, no es muy valorada por la red cultural en la que se encuentran experimentando la ilusión en este momento. Sin embargo, sin la disciplina de asumir la responsabilidad por el conocimiento que han adquirido, se encontrarán en una rueda sin fin y, al final, se desilusionarán —si se nos permite el juego de palabras—, y considerarán que todos los escritos y discursos inspiradores que han escuchado son insensatos y que no tienen utilidad alguna.

Cuando les hablamos de amor, luz y paz, no esperamos hacer nada más que inspirarlos a comenzar o intensificar sus propios esfuerzos en la búsqueda, esa exploración de lo desconocido que guarda en sí el tesoro que ustedes llaman la verdad. Y al buscar, encontrarán por sí mismos una serie subjetivamente entretejida de verdades aparentes. Si no las reclaman al descubrirlas, se les escaparán y tendrán que volver a descubrirlas una y otra y otra vez. Si reclaman aquello que saben y comienzan el intento interminable de manifestar en su ser lo que han aprendido, entonces avanzarán, y la penetración de la ilusión que les oculta la verdadera naturaleza del amor se acelerará en consecuencia.

Mis amigos, es muy fácil pensar que el banquete, el amor y la unidad que experimentan en momentos de inspiración serán un fruto natural de su intento de manifestar estas cualidades a través de su ser. Sin embargo, esto está muy lejos de la verdad. Cuando eligen buscar la verdad, se embarcan en un viaje muy personal y uno que diferirá de persona a persona debido a la naturaleza única de cada ser. Por lo tanto, el primer fruto de la búsqueda bien puede ser la disensión. Y la paz que encuentren solo será hallada al final de un proceso de comunicación que puede ser muy doloroso.

Cuando buscan la verdad, están actuando como una criatura inspirada por un ideal. Se mueven de acuerdo con los vientos de sus propias necesidades y energías particulares, y aquellos más cercanos a ustedes, si también están buscando, también estarán en movimiento. Quizás puedan mirar con consternación este primer fruto de la búsqueda, y sin embargo, les decimos que es completamente necesario dentro de la tercera densidad usar la ilusión con el fin de abrir la comunicación al nivel de las verbalizaciones espirituales.

Si tienen un desacuerdo, considérense bendecidos, pues entonces podrán usar su búsqueda manifestada para volverse hacia otro ser abiertamente y sin miedo. Sin buscar y aferrarse a los principios de la disciplina del ser, es casi imposible comunicarse con claridad y con un mínimo de prejuicio. La oportunidad de hacerlo es, en verdad, muy valiosa y, debido a que el éxito se gana con tanta dificultad, vale muchísimo.

Venimos entre ustedes solo como hermanos y hermanas y no deseamos añadir a sus cargas. Pero sí los desafiamos a conservar ese fino sentido del ideal, esa gran búsqueda del pensamiento original, mientras observan con una mirada clara y cuidadosa cada situación que parezca estar muy lejos de corresponder a todo el esfuerzo y todo el amor que han entregado a esa situación. No dejen que su corazón flaquee porque haya grandes dificultades, pequeños desacuerdos o malos sentimientos. Sepan que su tercera densidad está haciendo lo que planearon que hiciera, y ahora es su oportunidad de usarla sabiamente.

Cuando eras un niño, ¿consideraron tus padres adecuado disciplinarte? ¡Cuánto más sabia es tu Ser Superior que te ofrece disciplinas! No eres débil por ser paciente ni pobre de corazón por esforzarte en mantener la alegría. No estás fallando a tu hermano o a tu hermana cuando das un paso atrás de una confrontación que dejaría a un hermano a un lado y a una hermana al otro, y te esfuerzas por restablecer, mediante una comunicación clara a través de la disensión, la comprensión final de que son un solo ser. Si tienes compasión, entonces debes buscar la disciplina.

Toma alimento de todo lo que puedas. Bebe a fondo de la gloria y la belleza que te rodean, pero no te sientas traicionado por la aparente desarmonía. ¿Acaso no es propio de ti, de cada uno de ustedes, buscadores todos, haberse planeado a sí mismos tiempos difíciles, algunos golpes duros, para poder expresar con mayor claridad su comprensión de la verdad y su penetración en toda aparente separación? Damos a este instrumento una visión que no comprende. Este instrumento ve el martillo descendiendo sobre el yunque y la roca rompiéndose. Intentamos decir a este instrumento que aquello que no es templado se romperá. Atraviesa el fuego de la experiencia voluntariamente, y sé templado poco a poco, de modo que con la experiencia puedas doblarte, aprender, fortalecerte y servir cada vez más a ese gran ideal que tanto aprecias. En la superficie, el sendero espiritual parece poético y dramático y atraerá a muchos que se volverán débiles de corazón. Sepan, amigos míos, que el sendero espiritual es para aquellos que son fuertes y desean volverse más fuertes aún. La compasión perfecta implica una disciplina personal increíble, pues ¿cómo en esta gran ilusión puedes creer de manera natural que todos los demás son uno contigo?


El Torbellino

Hatonn, 1 de noviembre de 1981

Había una vez una joven cuyo talento con un instrumento que ustedes llaman violín era tan grande que todos los que la conocían sabían que esta joven era realmente extraordinaria. En los primeros días de su niñez le habían dado un pequeño instrumento y le habían dado lecciones con un maestro que no era ni malo ni bueno, y esta niña prodigio aprendió tan rápidamente que pronto superó a su maestro. No había esfuerzo en su excelencia. Fluía de ella como un don y era tan poco considerado como tal. Ya como joven, esta entidad había alcanzado rápidamente gran fama, viajaba y tocaba ante grandes auditorios y recibía aplausos y reconocimiento por este gran don que poseía, y sin embargo, no lo apreciaba, no aprendía de él, ni pensaba en él, pues siempre había estado con ella y no había esfuerzo involucrado en su arte.

Un día llegó a una ciudad pensando que debía interpretar cierto concierto para violín con la orquesta que la había contratado. Le informaron que su información era incorrecta y que la orquesta había ensayado una pieza diferente, una que ella no conocía. Era una obra para virtuoso y solo tenía unas horas para ensayar. La partitura desconocida la miraba como un enemigo y sintió miedo. Tomó su instrumento y comenzó a trabajar como nunca antes lo había hecho. Cada pasaje difícil la hacía querer llorar, pues tenía tan poco tiempo para comprender la música, tan poco tiempo para entender las digitaciones, tan poco tiempo para captar el alcance y el sentimiento de la obra y tocar correctamente las notas. El público, que seguramente asistiría, esperaba mucho de ella. Frenéticamente, desesperadamente, trabajó. Ni una sola vez pudo tocar la pieza completa sin errores. El tiempo de la joven había terminado. Se vistió, llegó al concierto, hizo sus reverencias y se presentó ante la sala llena.

La música que había practicado con tanto fervor estaba revuelta en su mente y, aun así, sabía que debía recordarla. Siempre había cometido errores y, sin embargo, sabía que no debía hacerlo, y todos los rostros la miraban con expectación. El director levantó su batuta y ella tocó como nunca antes lo había hecho. Si se perdieron notas, pasaron tan rápido que el crítico no las advirtió, pues la obra fue interpretada con pasión y sentimiento, y ella se marchó conociendo por primera vez la experiencia del gozo en su arte elegido.

Amigos míos, hay muchísimas ocasiones en su experiencia en que las cosas a su alrededor fluyen con facilidad. Se les dan dones y ustedes los aceptan sin pensarlo, pues no han sido duramente ganados. Entonces parece que un torbellino los golpea—un dilema, una dificultad, una discusión—y comienzan a preguntarse por qué deben pasar por esa experiencia. Es su oportunidad de crecimiento. En la situación en la que son puestos a prueba, donde son examinados, también se les concede una gran oportunidad, y su respuesta, por muy imperfecta que sea, les traerá gozo si esa respuesta contiene lo mejor que pueden dar. Es bueno experimentar los tiempos de calma, los tiempos de quietud, pero ser arrebatado por el torbellino es un gran privilegio, uno que se les otorga en su ilusión, para que puedan hacer la gran elección de amar y de estar al servicio. Qué fácil es ser amable cuando no hay razón para no serlo. El mundo a su alrededor a menudo parece estar en calma. Esto es una ilusión.

En su ubicación geográfica muchos son violentos, muchos tienen hambre, muchos sufren, muchos están en las profundidades de la tristeza, y de alguna manera ustedes encuentran que sus percepciones son las de alguien conducido hacia una ensenada tranquila. Utilicen esos momentos, amigos míos, en la meditación, en la apreciación de aquellas cosas a su alrededor que tan fácilmente pueden dar por sentadas, y cuando el torbellino los tome, dense cuenta de que esto es lo más apropiado para quienes experimentan su densidad. Así es como se realiza el trabajo dentro de su comprensión. Así es como su experiencia puede ser utilizada al máximo por su conciencia en búsqueda. Sepan siempre que el torbellino es del Creador y que los pondrá a salvo una vez más en esa ensenada tranquila de calma, donde puedan una vez más buscar en la meditación comprender y buscar en la entrega de sí mismos expresar esa comprensión del amor, porque el torbellino es el Creador.

El amor está muy por encima de lo que ustedes piensan como amor. Las características de esta gran fuerza creativa incluyen aquellas características del torbellino que sin cesar golpea contra su vida para ayudarlos como desean ser ayudados, para transformarlos como eligen transformarse. Reconozcan los problemas como sus amigos, pues todas las cosas y todas las cualidades son del Único Creador, cuyo único deseo para cada uno es amor. Los caminos de este amor son muchos y variados, pero todos los caminos son amor; todas las dificultades conducen a la calma, a la luz, a la belleza. Todas las imágenes falsas de su ilusión conducen al único pensamiento original, que es la verdad que todos ustedes buscan.


Seguridad

Latwii, 12 de junio de 1983

No deseamos desanimarlos al sugerir que el concepto que ustedes llaman seguridad es una ilusión, pero buscar aquello que no existe es perseguir un sueño que se evapora al despertar. Su ilusión está construida de tal manera que lo que llaman seguridad suele verse como una meta deseable, y para aquellos que la buscan, hay lecciones muy importantes que aprender. Pues, como hemos dicho anteriormente, no hay errores; solo hay aprendizaje. Dentro de su ilusión parecería que, si uno pudiera reunir ciertos ingredientes —la estabilidad financiera, la familia y los amigos con relaciones seguras y gratificantes, el reconocimiento de los semejantes, el camino hacia el futuro que parece firme— entonces uno podría estar seguro. Y sin embargo, como el niño en la playa que construye un castillo de arena, en cuanto un elemento es reunido por un momento, otro parece desvanecerse, mientras las aguas de la ilusión y del catalizador erosionan aquello que parecía seguro.

Amigos míos, esto no es un accidente. A medida que su atención se enfoca en esas situaciones difíciles, se afila como la hoja de un cuchillo y se vuelve capaz de concentrarse en aspectos cada vez más profundos de la ilusión, del ser y del viaje del ser a través de la ilusión. El catalizador de la dificultad actúa como una lima sobre la hoja, aguzando esa atención para que pueda ver más hondo y cortar más profundamente a través de la ilusión hasta el centro del ser del yo. La hoja de la atención, entonces, revela capa tras capa de la naturaleza más verdadera del ser. Y cada lección se ve que contiene dos porciones en reflejo polar; es decir, para conocer el amor, uno puede experimentar mucha ira; para conocer la claridad, puede haber mucha confusión; para conocer la paciencia, puede haber mucha impaciencia. Por lo tanto, cuando estén experimentando cualquiera de las emociones polares, busquen entonces en sus meditaciones lo opuesto que desea ser conocido.

Sentimos que es de gran ayuda sugerir la meditación para esos tiempos que son difíciles. La limitación del punto de vista es lo que causa la distorsión del punto de vista que se experimenta. Si pueden expandir ese punto de visión de manera que la unidad de toda la creación esté más disponible para su contemplación, entonces verán con nuevos ojos y aquellas respuestas que les han eludido en el pasado aparecerán ante la nueva visión.


El Ser Arcoíris

Hatonn, 25 de octubre de 1981

Hablamos de la unidad usando el agua como símbolo porque el agua es, en verdad, un símbolo muy apropiado para el camino que cada uno de ustedes, como gotas de agua, puede comprender que está recorriendo al buscar el mar infinito de la creación. Una gota de agua puede parecer bastante impotente, y ustedes como individuos pueden sentirse faltos o limitados de alguna manera en alguna situación. Pero el agua es continua y no está separada de sí misma. Puede caer en gotas al servicio de los frutos de la tierra, pero a medida que se reúne y avanza hacia los grandes océanos, ¿acaso no talla poderosos canales por pura fortuna, canales que los hombres no podrían labrar tan bien con todo su poder? El agua es silenciosa y, sin embargo, cuando es agitada puede ser la más poderosa de las vengadoras, transformando paisajes físicos en cuestión de minutos. En sus meditaciones, entonces, tomen cada limitación y carencia que puedan sentir haber experimentado, cada desilusión que sientan en ustedes mismos o en los demás, y entréguenlas como gotas de agua, para verlas disolverse en un océano puro y claro del Creador Infinito. Luego, permitan que el arcoíris de la luz del sol, a través de esa agua, llene su corazón y los envíe a servir al Creador, cada uno a su manera y, sin embargo, cada uno siendo parte del gran océano del ser. Ustedes se están sirviendo a sí mismos, pues todo lo que encuentran y todo lo que buscan son ustedes mismos. Si aman el océano del Creador, entonces aprenderán a amar cada gota de agua, cada porción aparentemente individualizada de ese océano: a ustedes mismos y a todos los demás, a las circunstancias y a los tiempos.