Una guía de conceptos
Ley del uno
Aunque va más allá de las limitaciones del lenguaje, más allá de los límites de la comprensión conceptual y más allá de las especificaciones de cualquier física, la Ley del Uno es un término que señala la realidad última de nuestro universo y sus procesos: la única Ley que rige todo.
Solo puede aproximarse en el lenguaje afirmando que, en toda la multiplicidad o multitud aparentemente interminable, en verdad, todas las cosas son una. Ya sea una estrella o un microbio, un ser de primera o de séptima densidad, un habitante de esta o de la próxima octava, solo existe un Ser en todos los universos infinitos.
Ese único Ser, el Creador, se experimenta a Sí mismo en infinitas formas, infinitas entidades, infinitas situaciones —todas de igual y sagrado valor— pero permanece siempre Uno. Y tú eres Eso.
Ra: Tú eres todo, cada ser, cada emoción, cada acontecimiento, cada situación. Tú eres unidad. Tú eres infinito. Tú eres amor/luz, luz/amor. Tú eres. Esta es la Ley del Uno.
En esa unidad no existe en realidad polaridad, ni verdadero bien o mal, ni verdadera desarmonía. Para los habitantes de ciertos reinos de experiencia (como el nuestro), cosas como polaridad, bien/mal y armonía/desarmonía son conceptos importantes y significativos que forman la estructura de nuestra experiencia vivida. Sin embargo, la Ley del Uno dice que, en última instancia, son ilusiones. De hecho…
Ra: La sanación ocurre cuando un complejo mente/cuerpo/espíritu reconoce, en lo más profundo de sí mismo, la Ley del Uno —es decir, que no hay desarmonía, no hay imperfección; que todo es completo, íntegro y perfecto. Así, la infinita inteligencia dentro de este complejo mente/cuerpo/espíritu reconfigura la ilusión del cuerpo, la mente o el espíritu hacia una forma congruente con la Ley del Uno.
Ra sí utiliza la palabra “ley” o “camino” para describir otras sendas y principios rectores, pero recuerda al buscador que:
Ra: Solo hay una ley. Esa es la Ley del Uno. Otras llamadas leyes son distorsiones de esta ley, algunas de ellas primordiales y de gran importancia para que el progreso sea comprendido. Sin embargo, conviene que cada llamada ley, que también llamamos “camino”, sea entendida como una distorsión más que como una ley. No hay multiplicidad en la Ley del Uno.
Ra dice que en esta unidad, o unicidad, “todas las paradojas se resuelven; todo lo que está roto se sana; todo lo que está olvidado se trae a la luz.”
Pero para aquellos de nuestra densidad:
Ra: Es absolutamente necesario que una entidad se dé cuenta conscientemente de que no comprende [la Ley del Uno] para que pueda ser cosechable. La comprensión no pertenece a esta densidad.
La Ley del Uno tampoco es parcial, por así decirlo, hacia la oscuridad o la luz, hacia el servicio al yo o el servicio a los demás.
Ra: El poder [de las entidades negativas] es el mismo que el nuestro. La Ley del Uno no parpadea ni ante la luz ni ante la oscuridad, sino que está disponible tanto para el servicio a los demás como para el servicio a uno mismo.
Ra: El Único Creador Infinito no hace distinción de polaridad, sino que Se ofrece por completo a todos.
Hay una distinción que debe hacerse entre la verdadera Ley del Uno y los libros titulados *La Ley del Uno*. Estos últimos contienen las transcripciones de una transmisión de un humilde mensajero que habla acerca de la Ley del Uno. Sobre la primera, Ra dice:
Ra: No existe la posibilidad de una fuente completa de información de la Ley del Uno en esta densidad.
Interrogador: ¿Cuál es el mayor servicio que nuestra población en este planeta podría realizar individualmente?
Ra: Soy Ra. Solo hay un servicio. La Ley es Una. La entrega del yo al Creador es el mayor servicio, la unidad, la fuente principal. La entidad que busca al Único Creador posee inteligencia infinita. De esta búsqueda, de esta entrega, evolucionará una gran multiplicidad de oportunidades dependiendo de las distorsiones de los complejos mente/cuerpo/espíritu con respecto a los diversos aspectos ilusorios, o centros de energía, de los distintos complejos de su ilusión. Así, algunos se convierten en sanadores, otros en trabajadores, otros en maestros, y así sucesivamente.