Karma y Gracia
Latwii, 30 de junio de 1985
La ley kármica, como ha sido llamada, es una ley muy simple de enunciar. Puede verse como inercia. Cuando una acción, un pensamiento o una energía han sido puestos en movimiento con el fin de obtener experiencia, esa energía continuará en movimiento hasta que se genere una energía igual en la dirección opuesta. En ese punto se da el equilibrio de energías. Cada entidad, dentro de cualquier encarnación, está sujeta a esta llamada ley. Así es como se adquiere experiencia y se logra variedad en la vivencia.
La gracia es el entorno en el que opera esta ley. La gracia es ese apoyo dentro de toda la creación sobre el cual cada entidad se sostiene y respira en su ser al poner en movimiento las diversas distorsiones o patrones experienciales que se establecen —antes de la encarnación— para tal o cual propósito. La gracia que sostiene a cada entidad, entonces, está disponible como la misma trama de la creación a través de la cual una entidad se mueve. Asegura a cada entidad que, sin importar la experiencia que pueda emprender, no se alejará verdaderamente del amor, no se alejará verdaderamente de la luz, de la alegría o de la unidad. Ninguna entidad puede viajar una distancia tan grande que haya ausencia de amor. La gracia, por tanto, garantiza este apoyo infinito y eterno.
Dinero y Espiritualidad
Q’uo, 20 de diciembre de 1987
Los saludo una vez más en amor y en la luz del Uno Infinito Creador que se mueve dentro de cada corazón y dentro de cada creación. Les agradecemos por el regalo de habernos llamado, pues es al servir a entidades como ustedes que podemos trabajar hacia nuestra propia progresión, nuestro propio entendimiento más profundo del gran pensamiento original del Amor. Nuestra conciencia está llena de la alegría de su compañía.
Nos preguntas acerca de la compañía del dinero y la espiritualidad. Está escrito en una de sus obras sagradas que el amor al dinero es la raíz de todo mal. Queremos señalar que es el amor al dinero, así como cualquier idolatría, lo que está en la raíz de la separación, ya sea la separación del verdadero culto del gran misterio divino a causa de trozos de madera y piedra, o la separación del enfoque de uno mismo de ese mismo misterio a causa del amor por contar. No es el dinero en sí lo que se opone a una vida llevada con un centro espiritual, sino el amor idólatra por aquello que ha sido construido por el hombre en imitación de la abundancia del Creador.
El amor al poder es comprensible dentro de su ilusión, pues con bastante propósito diseñaron sus vehículos físicos para ser casi impotentes en cualquier sentido natural, por así decir, frente a las fuerzas enormemente poderosas del entorno de su ilusión. En efecto, se les dio tanto el instinto de supervivencia como el desafío de la supervivencia como la base para su aprendizaje en la tercera densidad. El amor al dinero es un subtipo de la idolatría del poder, pues entre otras cosas, el poseer esta sustancia artificial que imita la verdadera prosperidad permite a uno manipular el entorno que lo rodea con una fórmula aritmética simple: más dinero equivale a más poder.
Notarán que aquellos que han experimentado el tener grandes cantidades de su dinero a menudo prácticamente no tienen conciencia de idolatría hacia esa sustancia sino que, en cambio, al haberse vuelto plenamente conscientes de las ramificaciones de poseer abundancia artificial, buscan en su lugar una realidad más verdadera, una imagen más clara de la naturaleza del ser. No es que el temor a la pérdida del poder no esté ahí en potencia para todos por igual, sino que por mera costumbre incluso la abundancia artificial puede crear una conciencia de prosperidad que automáticamente genera abundancia. Sin embargo, debido a que esto elimina una gran parte del catalizador de la ilusión, la mayoría de las almas que eligen encarnar en el plano terrestre optan por manifestarse en situaciones en las que la conciencia de la verdadera abundancia está ausente, y la preocupación por la supervivencia crea una conciencia de carencia. Qué fácil, qué comprensible, qué lógico es amar el dinero cuando la falta de él ha causado innumerables incomodidades en la experiencia personal y vívida de uno. Así pues, les decimos que no deben perder tiempo preocupándose porque tantos tengan el amor al dinero en lucha con la comprensión de que la verdadera prosperidad no equivale al ídolo llamado dinero.
Quizá lo más útil que podamos sugerir es que, a través de la meditación, se puede alentar la conciencia de abundancia y, así como la verdad siempre expulsa a la falsedad, y el amor siempre expulsa al miedo, de la misma manera la verdadera abundancia expulsa al falso ídolo. La conciencia de abundancia no significa que todo lo que uno desee llegará de inmediato—o en absoluto—dentro de un lapso particular de tiempo o de una encarnación. Significa, más bien, que existe la conciencia de que aquello que ha de ser llegará a uno a través de la abundancia natural.
Observen a aquellos que han encontrado la abundancia. Algunos pueden ser ricos y otros bastante pobres, pero lo que tienen es una conciencia de la excelencia no solo de la vida, sino de la propia vida que están viviendo. Esto, en la mayoría de los casos, se gana más que se recibe, especialmente entre su gente que perturba con gran empeño la conciencia de carencia. Hay quienes encuentran su felicidad en los hijos, quienes hallan su paz en el amor, otros que encuentran satisfacción en el aprendizaje, y aún otros que tienen el don de ser quienes son. Para la mayoría, se requiere un cierto nivel de comodidad para alcanzar la conciencia de abundancia. Es difícil, mientras se muere de hambre, regocijarse en la abundancia que lo rodea, y sin embargo, hay espíritus que lo han hecho y han ido a sus tumbas cantando en alabanza y gratitud por todas las bendiciones que abundaban en la creación del Padre.
Quizás lo segundo que podemos ofrecer a quienes desean liberarse de la idolatría es una conciencia de las necesidades de los demás. Porque si la administración de cualquier don y talento se expresa, entonces las puertas de la abundancia se abren y uno es inundado con abundancia. No pedimos que vean el dinero como un medio para un fin. No pedimos que dejen de pensar en el dinero. No pedimos ningún sistema de entrenamiento intelectual en absoluto. Solo pedimos que se reconozca que la adoración de aquello que es conocido es idolatría y no es una manera satisfactoria de polarizar el propio camino o de acelerar el ritmo de la travesía en él.
Busquen primero la conciencia del amor a través de la meditación y el análisis de la acción y el pensamiento, y aquello que se necesite les será dado de acuerdo con las circunstancias que ustedes mismos determinaron, en su propia opinión, antes de esta experiencia encarnacional. Todo les será dado. Porque, como ven, sin importar cuál sea la ilusión de manipulación y manifestación, todo esto puede serles dado. Todo es, en verdad, gratuito. Y lo que no es, no será. Cada uno ha diseñado para sí mismo una encarnación especial que ofrece poderosas experiencias de carencia y abundancia, de dolor y de paz. Si tienen poco dinero, no piensen que no merecen más. Si tienen mucho dinero, no piensen que merecen menos. Pero sea cual sea su entorno, llénenlo con su amor al Creador y permitan que ese amor alcance la infinitud del rostro sonriente del Creador, para que Su luz brille infinitamente a través de ustedes; para que puedan convertirse en abundancia para los demás.
El dinero es relevante en su ilusión. Disfrútenlo si lo tienen; búsquenlo si deben; deséchenlo si pueden, pero manifiesten abundancia en la conciencia del amor.
Mis amigos, nos complace mucho hablar con ustedes y les agradecemos por este gran privilegio, pidiéndoles solamente que tomen nuestra voz con ligereza, como hermanos y hermanas y no como autoridades. Por ahora los dejamos en el amor y en la luz del Uno Infinito Creador. Que todo brille sobre ustedes, a través de ustedes y desde ustedes en abundancia. Adonai. Adonai. Somos aquellos de Q’uo.
Incomodidad y Sabiduría
Q’uo, 2 de noviembre de 1986
La presunción del buscador es que todos los parámetros deben ser comprendidos e investigados, y que hay un sendero de sabiduría hacia las estrellas, una serie de preguntas que llevarán a la sabiduría infinita. Esto no es así. La sabiduría nace del sufrimiento, el dilema, la contradicción y el dolor. Los llamados tiempos felices que ustedes experimentan dentro de la ilusión son tan útiles al azar como lo son los tiempos difíciles, y el valor intrínseco de la felicidad es bastante bajo.
En verdad, ninguna experiencia tiene gran valor excepto como parte de una base muy amplia de información de la cual la mente más profunda pueda comenzar a extraer conclusiones intuitivas acerca de cómo no son las cosas. Cada uno de ustedes considera al yo como una personalidad bastante duradera, coherente y estable. Los buscadores tienden a ver al yo como una especie de negocio que debe ser administrado: tanto de esto, tanto de aquello, las condiciones adecuadas para el crecimiento y, he aquí, un sendero metafísico bien administrado y con apariencia próspera. Comprendemos que no estamos hablando a aquellos que buscan razones para comprometerse con el camino espiritual, sino más bien a aquellos que vivirán la vida dentro de la tercera densidad hasta su final, hablando en términos de encarnación, moviéndose lo más cerca posible en conformidad con los principios metafísicos que la intuición y la razón permitan.
Así pues, no deseamos ni compadecernos ni inspirar. Deseamos explicarles que ustedes nos inspiran, pues no pueden ver ningún bien que hacen, ni pueden saber lo que han aprendido en esta encarnación. Y, sin embargo, siguen luchando hacia adelante, valientes sin cesar, siempre esguinzándose los tobillos metafísicos y rompiéndose los huesos, levantándose, poniéndose en tracción y volviendo a su búsqueda, su búsqueda infructuosa y desesperada de una expresión y manifestación del amor bien ordenada, productiva y altamente orientada al servicio.
Ustedes buscan crear una vida. ¿Saben que no pueden evitar crear una vida, o que la enorme mayor parte de aquello que crean fue creado antes de que sus manos racionales intervinieran? ¿Sabían que se mueven en un laberinto, obrando no para comprender, sino desde el prejuicio? ¿Para qué buscan estar predispuestos a favor o en contra? Buscan estar predispuestos contra la felicidad y a favor del sufrimiento, contra la comodidad y a favor de la incomodidad, contra la facilidad social y a favor de la soledad, contra la paz mental y a favor del pensamiento humilde e inquieto, contra la ley y a favor de la ley. Buscan atar un nudo tan complejo que se convierta en unidad, moviéndose a través de la complejidad y disolviéndose. Buscan el misterio que nombran pero no pueden describir, y las puertas del misterio se abren más fructíferamente cuando la atención está elevada, enfocada e intensificada por la soledad, la incomodidad y el sufrimiento.
Ojalá pudiéramos enseñar a aquellos que están dentro de la ilusión a prestar suficiente atención mientras están en paz y felices. Porque entonces la incomodidad y el dolor no tendrían ningún uso espiritual; son esas vigas de dos por cuatro que sus yo superiores aplican en sus frentes en un esfuerzo amoroso por llamar su atención.
¿Por qué es, mis amigos, que cuando es mediodía piensan en lo que harán de mediodía a la una, y a la una piensan en lo que harán en la tarde? E incluso si oyen un ruido o son perturbados, no piensan para sí mismos: “Deseo tomar este tiempo fuera del tiempo. Deseo tomar este momento con absoluta seriedad.” ¿Por qué patinan sobre el estanque de su vida, sin jamás sumergirse en las aguas heladas que protegen a los durmientes de los que están despiertos?
Existen técnicas que pueden aislarlos contra el frío del dolor, la incomodidad de la soledad. Hay quienes gradualmente se colocan estas protecciones y avanzan hacia un reino donde todo está despierto, atento, lleno de luz y consciente. Al intentar comprender la geografía superficial que los rodea, hablando metafísicamente, se aíslan de la aceptación de aquellas herramientas que pueden usar para atravesar las aguas heladas del despertar. Las cosas son simples, como siempre lo es nuestro mensaje. Pueden revestirse de luz; pueden revestirse de amor; pueden revestirse de compromiso; pueden revestirse de honesta duda. En todas estas maneras están declarando que su elemento es la vigilia y que sus metas no son superficiales, no están cargadas de sueño, sino más allá, más adentro en la luz, más adentro en la vida, más adentro en aquello que es consciente. Pues hay en cada vida aquello que es consciente, pero que se oculta bajo las aguas, y las aguas se ocultan bajo el hielo.