Una guía de conceptos
Aprender/Enseñar, Enseñar/Aprender
Aprender/enseñar y enseñar/aprender son términos inversos, uno respecto del otro. Un maestro es un enseñar/aprender; y un estudiante un aprender/enseñar.
Ra: Aprender es lo mismo que enseñar, a menos que no estés enseñando lo que estás aprendiendo; en ese caso, te has hecho poco o ningún bien a ti mismo/ellos.
Uno no puede aprender/enseñar por otro, sino solo enseñar/aprender. Intentar aprender por otro ser es intentar quitarle su libertad, su derecho y su necesidad sagrada de ser el autor de su propio camino y de adquirir comprensión a través de sus propias decisiones. También es inútil, porque aunque podemos compartir información, no podemos transmitir la comprensión. Esta solo puede surgir de la experiencia de cada uno y del uso del catalizador contenido en ella.
Ra: Es importante permitir que cada buscador se ilumine a sí mismo, en lugar de que cualquier mensajero intente, mediante el lenguaje, enseñar/aprender por la entidad, convirtiéndose así en enseñar/aprendiz y aprender/maestro. Esto no está en equilibrio con su tercera densidad. Nosotros aprendemos de ustedes. Enseñamos a ustedes. Así, enseñamos/aprendemos. Si aprendiéramos por ustedes, esto causaría un desequilibrio en la dirección de la distorsión del libre albedrío.
Ra: No podemos ofrecer atajos hacia la iluminación. La iluminación es del momento, es una apertura hacia la infinita inteligencia. Solo puede ser lograda por el ser, para el ser. Otro ser no puede enseñar/aprender la iluminación, sino únicamente enseñar/aprender información, inspiración, o compartir amor, misterio o lo desconocido, lo que hace que el otro ser se extienda y comience el proceso de búsqueda que culmina en un instante, pero ¿quién puede saber cuándo un ser abrirá la puerta al presente?
Ra: Recordemos que todos somos uno. Este es el gran aprender/enseñar. En esta unidad yace el amor. Este es un gran aprender/enseñar. En esta unidad yace la luz. Esta es la enseñanza fundamental de todos los planos de existencia en la materialización. Unidad, amor, luz y gozo; este es el corazón de la evolución del espíritu.
Interrogador: Q’uo, en la serie La Ley del Uno Ra dice que “… nuestro mismo ser es, con suerte, un ejemplo conmovedor tanto de la necesidad como de la casi desesperanza de intentar enseñar.” Me preguntaba si podrían profundizar un poco más en esto.
Q’uo: Como aquel conocido para ustedes como Q’uo, abarcamos una gran cantidad de enseñanza. […] Todo nuestro gesto como principio es enseñar y, sin embargo, si fuéramos a usar la jerga de este instrumento, diríamos: “LOL”. Es reír, es sonreír, porque ¿cómo podemos enseñar? ¿Qué sabemos? Solo conocemos opiniones. Solo podemos lanzar nuestras palabras al viento y esperar que algún aspecto útil se transfiera de creación en creación, pues hablamos a través de mundos.
Observamos a cada uno de ustedes en su creación. Ustedes son maestros. Pocos de ustedes lo saben. Esperamos alentarlos a que sean conscientes de su naturaleza, pero solo tenemos una historia simple que contar. Solo tenemos un pensamiento básico para compartir: ustedes son uno, todos somos uno y esa única cosa es el amor. Intentamos ser creativos, usamos canales como este para que podamos mostrar todos los colores de la personalidad de ese canal y tejer las historias que la energía y la envoltura de personalidad de esa persona puedan ofrecer. Sin embargo, nuestra historia es la misma y es insuficiente para alimentar la realización y la transformación de un solo ser.
Aun así, irradiamos nuestra luz y les pedimos que irradien su luz, que expresen su verdad luminosa cuando la sientan dentro. Y cuando su verdad luminosa sea que no saben nada, dejen que eso brille, que sea algo bueno que brille. Porque, en nuestra forma de percibir, eso es excelente. Así que enseñamos a aquellos que ya son maestros y que lo han olvidado. Ustedes, que están aprendiendo, podrían ocupar nuestros lugares si el velo cayera. Sin embargo, se han colocado a sí mismos en esta oscuridad que experimentan, para que puedan cambiar.
Por lo tanto, enseñar es casi desesperanzador y, sin embargo, ¿qué más tiene un humano o un espíritu para compartir? El resto es amor y no tiene palabras. Cuando hay un intento de compartir, debe ser un compartir a través de las estructuras, las limitaciones y las exigencias de la lógica que dependen de cada estructura. Estas limitaciones son casi desesperanzadoras; crean una situación en la que uno lanza piedrecillas a la gran verdad eterna que es demasiado simple para articular.